martes, 30 de marzo de 2010

¡ALIRÓN!, ¡ALIRÓN!... ¡ME HAN METIDO GARRAFÓN!

Salir por la noche se está convirtiendo en un deporte de riesgo. Con la posibilidad de que algún tarado no de un leñazo con el coche por conducir después de haberse metido de todo menos miedo, o de tener un encontronazo los simpáticos chicos que salen armados con navajas, pistolas y no tardando mucho con AK47, granadas de mano y RPG. (Si sí, exagero un poco, vale que los malotes de las pistolas no están por todas partes pero los de las navajas no se ya que decir).
A esto le podemos unir los taxi - ovni, ya que si uno quiere ser responsable y no coger el choche cuando toma, aunque sea moderadamente, estos servicios públicos son luces verdes fugacres que desaparecen como por encantamiento nada más entrar en el campo visual.
Algunos riesgos son evitables, como los problemas de violencia. Suele bastar con no meterse en follones para no salir el el mejor de los casos un ojo morado- Pero hay riesgos que no dependen de nosotros, salvo que nos quedemos en casa, lo que como nos están crujiendo con atracaimpuestos no va a tardar.
Dentro de estos riesgos hay uno considerable y muy peligroso a largo plazo: El garrafón. Es decir es brebaje infecto que nos sirven en lugar de whisky, ron o ginebra que hemos pedido, aunque nos cobren esta bazofia pútrida al precio del original.
Alguien puede objetar que esto también es evitable siendo abstemio, a lo que yo, ,en el más puro estilo parlamentario impuesto por los vagos que pueblan de ausencias el hemiciclo, responderé que también para evitar embarazos no deseados lo mejor es el autosexo. Pero simplemente defiendo que pago por un producto y quiero ese producto, si no es así y se me da gato por liebre sin mi consentimiento tiene un nombre muy claro: estafa.
Voy con la crónica de los hechos:
Desde hace mucho tiempo a mí no me gusta salir, no es que lleve una vida monástica pero no salgo por sistema los fines de semana y demás, lo hago el día que me apetece o si tengo un buen motivo, como este pasado viernes.
En un garito de cuyo nombre si quiero acordarme y de hecho me acuerdo, pero que siendo repugnantemente político no voy a citar de momento, fui a ver actuar a Thelesis, el grupo de mis amigas y compañeras Marga y Raquel.
En una ocasión anterior ya estuve en el mismo sitio y por la misma razón. Escaldado de una experiencia similar precedente en otro de estos infames y “enrollados” tugurios donde también actuó el grupo, estuve tomando sólo cervezas. Un acierto, ya que por el momento no las rellenan como en Cuba donde según mis amigos cubanos si que lo hacen.
En la ocasión presente me confié y como había quedado con otro amigo tomé dos copas, ¡dos!. Ya desde el primer momento se lo comenté él: “esto parece garrafón”, lo que su paladar también le confirmó” y posteriormente el el librojeta también me lo puso. Para más inri nos habían cobrado entrada sin derecho ni aun chupito de aire. 
Algo más tarde, cuando me retiré a mi casa a una hora razonable ya que estaba cansado por la semana laboral, iba como si me hubiese tomado media destilería.
Al día siguiente, cuando mis neuronas desataron una pequeña guerra civil ya no me quedó duda alguna: ¡Alirón!, ¡Alirón! ¡Me metieron garrafón!.
¡ Qué alegría!, ¡Qué alboroto!, ¡Qué patada en el escroto!
Afortunadamente fueron dos copas, como dije. De haber tomado seis me hubiese pasado grogui todo el sábado, lo que afortunadamente no ocurrió, solo un ligero dolor de cabeza pero ya en plena forma por la tarde.
Si esto hubiese sido un hecho aislado quizá no merecería mas que un comentarió, pero es la segunda vez que me ocurre en circunstancias similares en poco tiempo y la número N desde que recuerdo. Por lo que veo que las deleznable práctica de la estafa mediante el envenenamiento continúa después de el diablo sabe cuantos puñeteros años- 
El asunto no es baladí, es muy serio ya que es la salud lo que se juega, por lo menos con la mía y sin mi permiso.
De siempre se ha dicho que el tabernero agua el vino para obtener más beneficio ¡ah, la codicia, la codicia! Se empieza el vino aguando y se acaba a la peña envenenando. Pero el agua solo estropea el vino no lo hace tóxico Sin embargo, la mierda que nos meten en estos antros infectos es perjudicial, especialmente si como me comentó un amigo la bebida se adultera con metanol, que es toxico y que ya ha llevado en ocasiones a unos cuantos al cortijo de los callaos. Pero . aunque no sea metanol lo que si esta claro es que lleva una buena dosis de basura: hay bebida barata que simplemente sabe a rayos, pero no tiene estos efeccos 
En esta circunstancias me pregunto donde puñetas están los de sanidad o quién demonios tenga competencia en el tema, pues, unque esta repugnante práctica se remonta muy atrás en el tiempo no tengo constancia de que se haya hecho nada para suprimirla.
Constantemente asistimos a las noticias de cierres de garitos por temas de licencias, ruidos o estreñimiento del concejal de turno.
Igualmente oímos las noticias que hablan de inspectores de la SGAE que se meten hasta en la ducha para cobrarnos derechos de autor por lo que canturreamos- Sin embargo ¿Alguien ha oído de multas o cierres por garrafón?.
Aunque son prácticas que detesto empiezo a encontrar justificado en estos casos el uso de los potros de tortura y las damas de hierro, amen de otros artilugiós medievales para divertimento de psicópatas ¡Que caten un poco de su propia medicina! ¡Malditos verdugos!
Desgraciadamente, como es posible que me vea obligado a actuar con alguno de mis grupos en estos sitios tengo que ser “político” y callarme los nombres.
Con todo mi recomendación: Boicot y si alguna vez funciona denuncia o en su defecto cuando os den algún billete falso intentad colárselo a estos canallas ¿ojo por ojo! 

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